El blog de creatividad de Marielo.
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La emoción social básica es la empatía: ponerte en la piel del otro, para que esto ocurra hay que aprender a escuchar para conseguir comunicarte lo mejor posible.

Lo que nos diferencia del resto de seres vivos es esa capacidad tan fascinante, la comunicación, pero muchas veces no somos capaces de comunicarnos como es debido, otras veces tenemos miedo a expresar nuestros sentimientos porque nos puede hacer sentirnos vanidosos o incluso por miedo al conflicto, porque detrás de la comunicación siempre esta la subjetividad: esa interpretación que uno hace cuando el emisor le trasmite un mensaje.

Lo que ocurre es que la gran mayoría de las veces no somos consciente de que al comunicarnos aparece la escucha ¿ Cuántas veces has escuchado lo que dices? y cuando decimos algo ¿cómo lo decimos? Prueba a grabarte en una conversación para luego escucharte, analiza las palabras que dijiste, y observa si escuchaste al que tenías enfrente. Disfruta del silencio para escuchar tu interior y aprenderás que lo viejo desaparece y lo nuevo nace en ti.

Hay un refrán fascinante que dice “el grito es la gran coraza de los sentimiento” ¿cuántas veces hemos chillado cuando algo nos dolía o nos sentíamos incomprendidos?. Lo que está claro es que, dependiendo de los sentimientos que queremos comunicar, nos expresamos de distinta manera: cambia el tono e incluso el lenguaje.

Y lo peor de todo esto es que no decimos lo bueno, nos centramos en la crítica de lo que hace mal el otro. Por tanto hay que aprender a expresar amor hacia los demás de forma explícita: piensa en la ilusión que te hace que los demás te digan algo cariñoso, una palabra de apoyo, un afecto. Si te escuchas a ti mismo podrás luego aprender escuchar a los demás, porque serás consciente de los sentimientos que desprendes en tu comunicación y permitirás que el otro las comparta contigo.

Pautas para escuchar

Os recomiendo estas pautas para mejorar el habito de escuchar:

1. La que comentamos al principio de este post, escúchese así mismo: ¿Cuántas veces nos hemos visto en un vídeo y nos ha chocado vernos como nos comportamos? Somos tan anárquicos que no somos muchas veces conscientes de cómo nos ven otros ojos que no son los nuestros ante el espejo. Pues si te escuchas verás de que como cuando hablamos somos todo sentimiento de forma muy impulsiva la mente no le da tiempo a analizarlo.

2. Sé un mimo: Sé el espejo de el de enfrente, actúa como si fueras su reflejo, copia sus posturas, sus tics, pero con cautela para que no se de cuenta de que la estas imitando. Con este ejercicio observarás más profundamente los sentimientos que van unido a sus palabras.

3. Repite, resume, analiza: Para no irnos de la conversación, repite en tu cabeza durante la conversación palabras que tú consideras claves que esta mencionando; replantéate lo estás escuchando y en dos renglones intenta resumir sus palabras (cuando hablamos somos complejos, nos cuesta mucho simplificar nuestras palabras); finalmente intenta encontrar con dos o tres palabras el mensaje principal de la conversación.

4. Nunca juzgues: ¿verdad que no te gusta que te juzguen cuando hablamos? Pues no quieras para los demás lo que no quieras para ti. En la comunicación la escucha siempre tiene que ser abierta y darle la libertad que se merece. Hay que saber que, a veces, cuando una persona habla es simplemente para escucharse a si mismo, el papel del otro es exclusivamente escuchar evitando hacer juicios de valor para no crear en el hablante dudas que interrumpan su comunicación. Al contrario, si usamos una serie de ‘muletillas’ motivarán que la comunicación sea más fluida.

Escucha este último mensaje que te dejo

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