El blog de creatividad de Marielo.
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felicidad

Este cuento de la felicidad nos relata la historia del lugar donde los dioses dejaron la felicidad cuando crearon al hombre para que la encontrara.

Al principio de los tiempo se reunieron todos los dioses y decidieron crear al hombre y la mujer, discutieron entre ellos como hacerlos, y por fin, decidieron hacerlos a su imagen y semejanza.

Sin embargo uno de ellos dijo: «¡Esperen un momento!». Si los hacemos a nuestra imagen y semejanza van a tener un cuerpo igual al nuestro, destreza como la nuestra; fuerza, resistencia e inteligencia iguales a las nuestras. Debemos de pensar en algo que los diferencie de nosotros, porque si no lo hacemos así estaremos creando nuevos dioses. Es necesario quitarles algo para diferenciarse de nosotros. «¡Propongo que les quitemos la felicidad!»

Muy bien asintieron todos pero, ¿dónde la esconderemos para que no la encuentren jamás?

¡La esconderemos en la cima más alta del mundo!, propuso el primero.

No, ése no es un buen sitio, recuerda que les dimos fuerza y si alguno de ellos llegara hasta allí y la encontrara, el resto lo sabría en poco tiempo.

¡Entonces escondámoslo en el fondo del más profundo mar!, propuso un segundo.

No, allí tampoco, recuerda que le dimos resistencia. Si alguien nada y se sumerge, también la podrá encontrar.

¡Pues escondámosla en un planeta lejano a la tierra!, propuso otro.

No, recuerda que le dimos inteligencia y si un día descubren la existencia de otros planetas construyen una nave y exploran el universo la descubrirán, y entonces todos tendrán felicidad y serás iguales a nosotros.

El último de los dioses terminó diciendo: Creo saber dónde poner la felicidad para que nunca la encuentren.

¿Dónde?, preguntaron asombrados todos los dioses al unísono.

La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan obsesionados y ocupados buscándola fuera que nunca la encontrarán.

Todos estuvieron de acuerdo y desde entonces, ha sido así. El hombre se pasa la vida buscando la felicidad fuera, sin saber que la trae consigo.

MORALEJA

Sólo se puede ser feliz en el aquí y en el ahora, así que no nos sumerjamos en el síndrome de la felicidad aplazada, porque fantasearíamos pensando que seriamos felices cuando algo ahí fuera cambie. Pero las cosas ahí fuera no cambian, porque el mundo tiene su propio ritmo. No nos queda otra que cambiar nosotros, porque si no nos adaptamos a él caducaremos.

La vida está hecha de pequeños momentos y no somos capaces de ver que lo tenemos delante ni de contemplar que son maravillosos. ¡Carpe Diem!

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